Leo venció adversidad y conquistó el ejemplo
El pretexto forma parte del negativismo y el negativismo lleva al fracaso. Cuando se quiere se puede y se enfrenta cualquier obstáculo que se presente en el camino. Más vale haberlo intentando y fracasado que haber fracasado, sin haberlo intentado.
El ser humano nace con virtudes y defectos. El hombre crea su propio destino, aunque muchos creen que el destino esta escrito. Leo Leouman forma parte de los buenos ejemplos de superación a tomar en la vida.
La vida de un hombre ejemplar no podrá ser resumida en unos cuantos minutos, pero en pocos segundos puede servir de motivación para aquellos “mediocres” que creen que la vida está hecha solo consumir el tiempo.
Leo demostró que no importa el tamaño físico para intentar ser alguien y demostrar que en la vida todo es posible si te lo propones. Solo basta intentarlo. Con su pequeña estatura demostró que si podía mover una maquinaria, porque más pudo la fuerza de su voluntad que el tamaño de un tractor.
Pero para llegar a ese objetivo, primero tuvo que armar su propia carroza para poder movilizarse. Ni la muerte de su madre, pudo estancar su fuerza de valor – como muchos hacen que cuando afrentan un pequeño problema abandonan sus objetivos y se convierten simplemente en fracasados.
Su corazón agitado por su mente pudo más que el dolor. Sus pensamientos de grandeza, derrumbó la indeferencia de los demás y en ocasiones fortalecidos por los niños que atendieron o entendieron su trabajo.
Las largas horas de soledad jamás los derrumbaron, más bien utilizó sus pensamientos e ideas para hacer con su propia creatividad varios relojes, con piezas recopiladas de los desechos. Creo su propia imaginación y la liberó como aquellas aves ansiosas de volar por falta de oportunidad.
Su corazón indomable no lo llevó achicarse ante a las adversidades, sino más bien pensar en como poder tener un negocio más rentable para poder ayudar a los más pobres. Este pequeño ser humano quizás ignorado por los demás, fue un ser viviente que marcó su propio destino y principalmente encaminó los pasos de las personas que en alguna ocasión se sintió no poder, sin haberlo intentando o no querer porque es para vivirla y no sufrirla.
Leo nunca pidió ayuda, ni conoció lo imposible. Su tiempo siempre estuvo ocupado, sin dar paso al fracaso. Aunque tuvo cuatro paredes en sus alrededores, nunca se quedó encerrado. Siempre obtuvo lo que quería y disfruto de la vida. Jamás se mostró indiferente por quienes lo ignoraron.
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